jueves, 14 de junio de 2012

Educación liberal vs educación en libertad II

Los liberales, al menos los “vulgares” (y esto engloba a todos los liberales “realmente existentes”, al menos todos aquellos que puedan tener algún impacto político y social en la mayoría de los países, especialmente en el nuestro y nuestro modelo, USA) reclaman “libre” acceso a la educación que uno prefiera. Ya hemos visto que este “uno” es una falacia, porque no se refiere al uno que va a ser educado (o sea, el niño), sino al uno (el padre del niño) que va a decidir (lo más “libremente” posible, es decir, según su arbitrio individual) la educación que obligatoria y necesariamente debe recibir el otro.


Pero ahora fijémonos en el hecho de que, en una sociedad de mercado, no todas les escuelas cuestan lo mismo. Unas son proporcionadas quasi-gratuitamente por el Estado, otras están subvencionadas, y otras tienen precios diferentes, algunas de ellas inaccesibles salvo para una “élite” económica. ¿Qué debería pensar el liberal acerca de esto? ¿Cuán accesible tendría que ser para cada individuo, la educación? ¿Es lícito, desde una perspectiva liberal consecuente, que la educación tenga un precio?

Recordemos que por “liberal” estamos entendiendo la ideología de toda persona que crea que
el Estado tiene como objeto garantizar que, en la medida de lo posible, las personas (o individuos) hagan todo aquello que voluntariamente decidan, sin sufrir coacciones de nadie ni, por tanto, infligirlas a nadie. Esto implica que el Estado respete y haga respetar los acuerdos legales o contratos establecidos entre individuos responsables.

Es esencial al fundamento de esta ideología sostener que los individuos tienen, dadas sus cualidades personales propias, méritos y deméritos, y, por ello, un derecho natural (es decir, tal que cualquier Estado que no respete ese derecho es, en esa medida, injusto) a gozar del fruto de lo que han conseguido, libres de coacciones.

Vamos a hacer abstracción de los muchos problemas generales que eso comporta, como, por ejemplo, por qué no sería de “derecho” natural lo que alguien consiga por la fuerza (lo que llevaría al anarquismo total y la guerra de todos contra todos o “anarquismo de derechas” –opción poco apetecida por la inmensa mayoría del pensamiento liberal-), o, un ejemplo más y más relevante, el problema de si uno se merece las cualidades con las que nace (es decir, si sencillamente la idea de “merito” tiene sentido, cosa que ya he discutido en otro lugar).

Demos por supuesto, entonces, que uno tiene derecho a gozar de (la posesión de) todo aquello que consigue por sus méritos, en un medio social libre de coerción (salvo la que implica la necesidad de garantizar la coexistencia de la mayor libertad posible de los miembros de la sociedad).

Es evidente que, para que realmente se produzca la situación justa desde la perspectiva liberal, y cada individuo posea cuanto le corresponde por méritos propios, es imprescindible que todos los individuos estén en circunstancias socialmente equivalentes, es decir, que la situación social no favorezca a unos y perjudique a otros.

Un liberal debe luchar, por tanto, porque en la “competencia” todos los competidores gocen de las mismas o equivalentes circunstancias sociales, de modo que solo sus méritos personales “coloquen a cada uno en su sitio”.

Esto es especialmente pertinente cuando se trata de la educación, sobre todo la primaria, puesto que ahí aún no se puede atribuir mucho mérito (si alguno) al individuo. Para que la sociedad esté segura de que todos sus individuos gozan, en el mayor grado posible, de aquello que realmente merecen por sus dotes naturales y su trabajo, es esencial y necesario que la situación de partida de todos los individuos haya sido la misma o equivalente.

Por tanto, un liberal consecuente debe desear y luchar por que no haya discriminación educativa, y las circunstancias extrínsecas al propio individuo (como lo son el que sus padres tengan tal o cual renta) no ejerzan ninguna influencia en él, de modo que desarrolle cuanto naturalmente puede.

Y esto no se aplica solo a la renta, desde luego, sino al “contenido” de lo que el individuo tenga acceso a aprender. Es obvio que, por poner un ejemplo extremo, si una familia de una secta extremista en cierto fideísmo, impide a sus hijos asistir a toda otra escuela que la de sus dogmas, es individuo, el hijo, está siendo privado de su derecho natural al conocimiento de la realidad, conocimiento que, aunque desde un punto de vista liberal no sea condición suficiente para “triunfar en la vida”, es una condición necesaria. Decir aquí que ese hijo no está siendo privado de conocimiento, sino simplemente se le está proporcionando otra información y, sobre todo, otra interpretación, tan válida como cualquier otra, de la información, es un error, porque eso implica que no hay nada que constituya lo que es un conocimiento adecuado y una interpretación mínima correcta, lo que deja sin base a la propia argumentación racional, que sin embargo el liberal necesita para justificarse contra todo totalitarismo o anarquismo.

En España, sin embargo, ya que estamos en crisis, se sube las tasas universitarias, se aumenta la ratio en la escuela pública, se sigue concediendo desgravaciones fiscales para alumnos que se matriculan en las escuelas de élite (donde, desde luego, la inmensa mayoría de ciudadanos no puede siquiera imaginar en matricularse)… En los próximos años, en España, muchos alumnos no estudiarán en la universidad porque en casa no habrá dinero para sostenerlo (claro que no es un problema, porque tenemos exceso de titulados universitarios), y, en unos cuantos años más, los líderes de la sociedad serán, mayoritariamente, hijos de padres con mayores rentas, ya que, a igualdad de capacidades intrínsecas del individuo (que podría considerarse “méritos”), las influencias de las circunstancias externas (que no son méritos en ningún sentido) influirán de alguna manera en los resultados. Lo que será, liberalmente considerado, injusto, y también perjudicial para la sociedad liberal.

Por tanto, en España no hay ningún liberal que tenga influencia en la política. Lo que hay es un grupo oligárquico y conservador, e ignorante de lo que es el ser humano y la justicia.

Quizás si hay educación liberal, en algún sitio: 99% de educación pública y completamente gratuita. ¿O es comunismo? (ver minuto 34)

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